El activista clasemediero de hoy

masturbación neuronal para el cambio social

   José de Jesús Loza Sánchez

El creador, si bien debe estar atento a la realidad circundante y a su momento
histórico, el escritor puede y debe buscar todos los recursos que le permitan
manifestar la totalidad de la compleja experiencia humana
José Revueltas

En la sociedad contemporánea, el espacio social de la clase media es el lado del mundo social por donde se ensancha la brecha de desigualdad social; el lado que los gobiernos e instituciones y organizaciones de la iniciativa privada y de la sociedad civil no voltean a mirar; tan solo observan el lado mismo de la pobreza, dotando, desde su visión de mundo, de políticas públicas analgésicas que atenúan el (d)olor (de) a pobreza.

El problema de la pobreza no radica en la pobreza misma, sino en la expansiva desigualdad social; una lucha de clases velada de la dominante y hegemónica clase social global cosmopolita contra la clase media sólida; sí, sí… aquella clase media engendrada y forjada entre oleajes de rebeldía sin causa —ni para bien ni para mal— de jipitecas Juniors y rebeldes con causa —perdida o lograda a medias— del milagro mexicano, nacionalismo, socialismos y surrealismos, de militancias revolucionarias clandestinas, oficiales, académicas, estudiantiles, sindicalistas e institucionales salpicadas de Che Guevara, Simóne de Beauvoir, aderezados del profeta del nopal Rockdrigo, de literatura de la onda de José Agustín y de esa autogestión universitaria y ese realismo dialéctico de José Revueltas; o sea, la juventud clase media naciente de los años cuarenta a los setenta del siglo de ayer, los papás y abuelos clase media muriente del siglo de hoy.

En otras palabras, deslactosan a la clase media de su Capital Primordial, el Cultural y prematuramente desmaman a su bono demográfico mileurista, le sugestionan una supuesta hipogalactia, le suplementan placebo de clase media al homologarla de manera descendente con el estrato social alto de la clase baja, de tal suerte que hoy han moldeado un precariado, es decir, una neomasa social aguachinada de muchedumbre zombilesca, con smart phone en mano, sustituto de aquel proletariado del capitalismo liberal, que como clase social queda en miseria y posmiseria, diría Rockdrigo, no tuvo tiempo de cambiar su vida, la máquina lo ha hecho una sombra borrosa.

Este es the dark side of the human face of globalism capitalist system; el poder del Régimen Oclocrático con diversos modelos de sociedad: 20/80, low cost, del conocimiento, líquida, de estética del consumo, un estado neoliberal y monopólico, una cultura posmoderna de individualización del individuo. Oclocracia que ha aprendido a moldear a imagen y semejanza a su disidencia y oposición; o sea, en un activista mercenary social y falaz predicador de derechos humanos, sin derechos sociales.

La clave está en “educar para la paz”, en domesticar la rebeldía social y la capacidad de agencia y actor de cambio social de la clase media, la culturaliza, troquela rebeldía en caprichosa desobediencia, masa de dóciles y dulces fragmentos de “activistas sociales decentes, tolerantes a la violencia institucional” marchan, marchan y marchan hasta marchitar la esperanza de justicia social; por eso son comunitarios no comunistas, son societales no socialistas.

La neta cotidiana nos dicta que estos adefesios de transformación social son simplemente los actores sociales y políticos de la burguesía asalariada, otrora clase alta capitalista liberal, indigencia light, hijos de familias de abolengo en decadencia y, aunque no se crea, piensan como lo que son, juniors, capitalistas vividores de vidas ajenas, alejadas de su forma de vivir, que claman justicia y de ello, ellos mercadean en complicidad con sus iguales, los hoy jocosamente llamados empresarios socialmente responsables.

Esta masa de “activistas sociales” individualistas son las aglomeraciones apodadas o se autonombran globalifóbicos, chairos, frezapatistas e indígenas ladinos, los huérfanos de marxismo que, cual corderos, maman chichi del pensamiento decolonial, pero que ante los indígenas de hoy actúan como viles comenderos de la Nueva España Colonial; y los famosos “pro” del espectáculo del campo político, dizque los “independientes y los diferentes”, los pro derechos humanos, pro diversidad sexual, pro ambientalistas, protectores de animales domésticos y antropologizantes de su esencia y condición natural, pro economía solidaria y veganos, pro hidroponía, pro migrantes y los Food not war, los “131”, “Yo soy #132”, FM4, los bicicleteros que solo usan la bicla en los paseos nocturnos y los hoy tan de moda en la bonne société, YoSoyAyotzinapa.

Más que hologramas, son macacos bailando al unísono son del flácido mugir de las vacas sagradas que se contonean en alfombra roja y luminarias del show academicista y farándula intelectualoide; en tanto, el clasemediero deslactosado, desplazado de la estructura del poder político, se extasia con esta masturbación neuronal de cambio social que la clase alta le oferta.

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