El azar me llevó a revisar mi pequeña colección de discos y encontrar la mejor opción para la segunda entrega de esta serie. Al abrir el primer cajón no tuve dudas: me decidí por el rock mexicano; la elección tampoco fue difícil: Real de Catorce.
En sus cuarenta y dos años de existencia han publicado 13 discos.1 Su música integra un corpus artístico coherente con sus raíces, vanguardista en su sonido y poético en sus letras. Las diversas etapas por las que hasta ahora viaja el grupo, cincelan el significado de las canciones: brillantes, virtuosas, densas y existencialmente trágicas y oscuras.
Desde su primer álbum (Real de Catorce, 1987) hasta el décimo (Voy a morir, 2002) ya sea en la funda interior o en la contraportada, acompañando las letras de las canciones aparece un texto, cuyos versos dan forma a poemas, manifiestos, prólogos o Liner Notes. Vale la pena reunirlos para ser apreciados como un concepto fuera de lo común dentro del género ancilar de las notas de álbum; pero, sobre todo, leídos como una plaquette de poesía que apareció por entregas en un arco de tiempo de quince años, del agónico 1987 del siglo XX a los primeros años del XXI.
*
Nos gusta beber y torear autos
llenar de bluses la noche.
Amar a mujeres desconocidas
reírnos de la vida con una luz de bengala
en cada mano.
Atrapar las palomas de la muerte
y clavetearlas en el manto rojo del crepúsculo.
Solemos besar a nuestras novias antiguas
y después compartirlas con calor
tememos que este asunto termine de pronto
y nos pesque desnudos una tarde sin Dios.
Nos gusta chuparnos el pulgar mojado de ginebra
cotorrearnos y mentarnos la madre muy en serio.
Somos hijos descarriados.
Somos hijos buenos y tristes.
Moldeados por una resaca
de sesentayochos, Beatles y terremotos
sin posibilidad de lazar estrellas
o dejarnos mojar por chisguetes de luz invernal.
Nos gusta torear la noche
llenar de bluses la noche.
Del disco Real de Catorce. 1987. México.
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Marcha de tiempos trágicos
en los patios y atajos
las aves encendidas se nos vuelven muertos
y estallan por la boca más herida
DEJAMOS DE SER LOS NIÑOS
nadie puede desafiarnos.
En la sombra impregnada
en la palabra que transcurre
en el beso aterido
armamos el argüende
para echarnos encima la rebeldía
y encarar las calles que ayer temimos.
Hay quien dice que este es otro país
la nueva tierra despierta.
Yo digo que es una fruta, una nuez
la luz todos los sueños.
Del disco Tiempos oscuros. 1988. México.
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MANIFIESTO SOBRE LOS ÚLTIMOS MOVIMIENTOS DE UNA NUBE
Las nubes circulan libremente por los cielos.
Aparentemente pastan, pero algunas suelen echar raíces.
En nuestro país existen nubes inconvenientes
para los fanáticos del tenis o del golf.
Las nubes molestan, infringen. ¿Quién se queja de las nubes?
¡Los que usan paraguas!
Las nubes no se venden.
Las nubes no se alquilan.
Las nubes son invaluables.
Después de que las nubes fueron condenadas, ahora, aparentemente se les deja tranquilas; pocos pueden tener una nube
en el pent-house; pero las nubes son de todos, son de nadie.
PROCLAMACIÓN:
¡Las nubes escupen!
¡Son infinitamente imposibles!
¡Llenan un espacio y cumplen con su tiempo!
¡Las nubes son locura!
¡Las nubes son tóxicas para los idiotas!
Las nubes cristalizan en el silencio, en la pausa, como los sueños.
Las nubes son un navío cargado de…
Su único negocio es provocar lluvias,
benéficas en estos tiempos de sequía.
¡Seamos rigurosamente objetivos!
¡Seamos rigurosamente subjetivos!
¡LAS NUBES SON NUESTRA FILOSOFÍA!
Del disco Mis amigos muertos. 1989. México.
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Cada quien esconde una mentira. La mastica entre los dientes.
Corre, disimula y en un puño lleva sangre de otras almas.
Ayer intenté evitar mi reflejo en el espejo, inútil evasión,
como el escape furtivo de la amante a la que más se teme.
Descubrí que las calles no se hicieron para huir.
Nadie se dirige a ningún punto específico, inconscientemente
se concreta el alejamiento de sí mismo.
Nadie llega limpio a la era del encuentro y la compasión:
¿Seres divinos confundidos?
Cada quien se habita de voces, voces interiores de un manantial vivo, temporal.
Voces de la depresión, voces de la serenidad, voces de la reflexión.
Voces de la felicidad resonantes en el templo del ser.
Cada quien cosecha a su gusto sus frutos:
Amargos como la adrenalina… Dulces como la miel de un higo.
Del disco Voces interiores. 1992. México. (El texto aparece firmado por José Cruz).
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En una hoguera, mi poema.
la noche sentada en la basura
se calienta los nudillos.
la luna es su diente flojo,
su perra mansa,
la luz triste del borracho;
te vi enloquecer por mis palabras,
siento la culpa de los videntes,
te entregaste por un
poema que nació
en un burdel de la obrera
a las cinco sin clemencia,
bajo las aspas de un
ventilador lastimado,
junto a la foto del Papa-
abuelo de los católicos,
de boca de los ángeles
patriotas que me apuraron.
caíste antes de comértelo a leídas…
ni mi rostro te sabías mucho
menos mi espíritu.
ya vivías a contraley, a moretones, a cinturonazos,
ya eras rebelde desde entonces
y cargabas tu libreta llena de rabia, de pedazos de tu
vida en el autoexilio;
tenías enemigos que hoy encanecieron y se oxidaron con sus sermones.
Tenías prisa en morirte de fiebre, en quitarte lo virgen de encima
y me inventaste para conocernos en la calle oscura…
en la hora prohibida.
Del disco Contraley. 1994. México.
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Los mineros con alas de amor, vuelven a sus caserones.
Polvo de estrellas viejas sacuden sus mujeres con los brazos hinchados, cargan a sus hijos y se quedan dormidos en medio del besuqueo.
Un inmenso bostezo de desierto arrasa con la flama de una vela y en el lamento de la oscuridad desfilan fantasmas empuñando palos y zapapicos de antiguas almas descarnadas.
Los mineros son un linaje, se nace minero de antemano por méritos y deudas en tiempo señalado.
Y se muere minero bajo el escombro, con un plumón a cuenta.
Los mineros, con alas de amor, parten viajeros a los tiros de mina, a los cielos infernales.
Y saben que la tierra los reclama, como ellos el metal de sus entrañas.
Del disco Azul. 1997. México.
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Un solo beso al borde del ombligo, nido de pájaros candentes.
Allí nació la primera parte, el sudor único de la creación, el polvo, los autos, las lágrimas, los labios rotos.
Soy tu mojazón cuando te beso, una lengua milenaria, erecta experta, sabia como un maestro del espíritu.
Heme en ti creyendo no pertenecerle a nadie más que a la flama del entrecejo.
Tuyo como el esclavo de tus fantasías, no tengo más nombre con el que tú me has bautizado.
Del disco Al rojo. 1997. México.
*
Y bien ¿dónde pongo mi cadena?
¿sobre la barra mientras bebo la última?
¿por qué hay tanto extraño?
¿es una convención de extraños?
dejen presentarme:
Soy El Dandy encadenado y me sé unos versos:
Cuelga un ángel
del octavo piso
parece un pañuelo
nadie se atreve a moverlo
Su muerte es nuestra
su ropa íntima
su salario
Sonríe su cuerpo
sus brazos carcajean
sus alas se despluman
de la risa
Ayúdenme a bajarlo
Yo quiero su cadena
Compro la cadena
que lo ha ahorcado
Y bien, ¿dónde pongo mi cadena?
Dejen presentarme:
Soy El Dandy encadenado…
Del disco Cicatrices. 1998. México.
*
AÑO CATORCE
Hemos visitado el desierto
hemos dormido en el desierto
hemos cantado en el desierto
pero sólo pudimos vivir en él
cuando la sal del desierto
nos supo dulce como el néctar
Del disco Nueve. 2000. México.
*
No tengo nada (soy todo)
No soy de este mundo:
sin embargo,
visito un cuerpo comprometido con sus sentidos
una boca callada, perdida en la nieve de un pensamiento;
bajo el pecho, un corazón desacomodado
que un día se me cayó por un arrebato amoroso;
una cara rota, que no convence
un par de ojos inseguros
oídos que cicatrizan al paso de cada palabra
manos que llueven permanentemente
sobre la piel de mis mujeres.
Tengo los pies de un delfo, la hombría de un perro,
y nada de esto me pertenece.
En realidad, no tengo nada.
Del disco Voy a morir. 2002. México.
1 Si te interesa conocer más acerca del grupo, o si ya eres un viejo escucha de su música, te recomiendo el ensayo de David Cortés publicado el 30 de noviembre de 2022 en la revista nexos bajo el título de Real de Catorce, 40 años de hacer su blues. Da clic aquí si te interesa leerlo.
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