El territorio comienza en el cuerpo
Dicho p’urhépecha
I
Mi cuerpo es un exilio
que olvida la traza de magma
y florece horadado.
Mi cuerpo es una brecha
entre las hojas de parra y las columnas dóricas
mi cuerpo es una triada
escrita en los jardines
en las cosechas
en las madrugadas
de la epopeya inútil
mi cuerpo abreva en los vacíos caudales
del presente
II
Mi cuerpo dormita ausente en canciones de cuna
nanas de brazos cálidos y líquidos que envuelven
el fruto de su vientre
III
Mi cuerpo cohabita en alcohol y calles amarillas de polvo
mi cuerpo grita encapuchado
hace ronda contra el frío
/conoce su derrota/
:bruma de todas las llagas y las junturas, el peso
y las costillas:
y brota en pie.
I
Yo soy
piloto que es palabra
lívida
libada
sangre que desborda
II
El cuerpo se desvanece
con los poros abiertos como fruta
madura en terrazas de sudor
en éxtasis
III
El cuerpo
triunfa, sagrado, en bacanal:
calma la abertura inédita a mieles de escarabajos y asesinos
IV
Mi sangre se desborda en ritos funerarios
sangre quemada
sangre elástica
que no me toca
no es cuerpo
ahora humor de néctar
V
No cortes; acaricia