La Berlinale, la entrega de los premios Óscar, la FIL, la Muestra Nacional de Teatro, el Súper Bowl, aunque de naturaleza distinta, todos estos actos tienen un número de edición, y no se trata de un asunto ornamental. ¿Qué hay detrás de un número? Memoria e historia. ¿Por qué la Muestra Estatal de Teatro de Jalisco no tenía un número?
El teatro es el arte efímero por definición, la representación escénica, si tiene suerte de encontrar al interlocutor correcto, se quedará grabada en algún rincón de la memoria o del corazón del espectador en turno; también tendrá su lugar en algún compartimento (¿el alma?) del teatrero correspondiente que hizo su trabajo con lo mejor de sus capacidades.
Pero algo pasa con la memoria racional y emotiva: falla, llega a ponerse borrosa o a perderse por completo.
La Secretaría de Cultura Federal ha uniformado a las muestras estatales llamándolas genéricamente a todas Muestra Estatal de Teatro (MET). La uniformidad seguramente sirve para que los trámites burocráticos sean más sencillos de realizar, pero mata los rasgos particulares, suprime la historia, la identidad.
¿Por qué es importante averiguar el número de edición de la Muestra Estatal de Teatro de Jalisco?
Si estamos donde se supone que estamos (habrá que averiguar qué lugar es), se debe a que alguien ha caminado antes que nosotros. Hay que reconocer y honrar esos pasos, sería un acto barbárico olvidarlos. Como dijo Jorge Luis Borges: “Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos”. También podríamos citar la frase que algunos le atribuyen a Napoleón: “Aquel que no conoce su historia está condenado a repetirla”, y se pueden citar muchas frases más. Es importante conocer los caminos que se han recorrido para saber en dónde estamos parados, conservar la memoria para saber quiénes somos, pero también por un sentido práctico: repasar lo que ha funcionado para seguir creciendo a partir de ello, y también tener claro qué es lo que no ha funcionado, para aprender y no caminar en círculos que nos hagan tropezar con lo mismo una y otra vez.
Los investigadores y funcionarios de cultura tienen el deber de registrar el acontecer artístico de su región. El patrimonio cultural no solo está conformado por la arquitectura, se crea cada día con el trabajo de los artistas de las distintas disciplinas y el teatro, claro está, es una de ellas.
Así que comencemos a contar un poco de historia teatral:
Jalisco bien puede ser considerado como la cuna de la Muestra Nacional de Teatro; el Festival Nacional de Teatro que comenzó en la década de los setenta es un antecedente muy claro al respecto.
A mediados de la década del setenta, Daniel Salazar, histórico director y promotor cultural de Jalisco, organizó el Concurso Nacional de Teatro José Clemente Orozco. Grupos y artistas de distintos estados llegaron a Guadalajara para presentarse en este concurso; antecedente claro de lo que un año después se convertiría en uno de los festivales más importantes en la historia del teatro nacional.
En 1977, el arquitecto Guillermo Aldrete fue a la Ciudad de México a conseguir apoyos para institucionalizar lo que sería el Festival Nacional de Teatro. El arquitecto consiguió algunos apoyos y así inició una fiesta teatral que reuniría a grandes artistas de la escena por más de 10 años.
En 1979 arranca la Muestra Nacional de Teatro, con un formato muy parecido al Festival Nacional de Teatro; de hecho, algunos teatreros de la época sostienen que la Muestra Nacional es una apropiación de la idea de Daniel Salazar, del arquitecto Guillermo Aldrete y de los artistas jaliscienses que pensaron y realizaron primero el acto que convocaba al teatro del país.
El Festival Nacional de Teatro era una gran convivencia entre los artistas y el público. Sus organizadores, casi siempre cortos de recursos, se las ingeniaban para alojar y darles de comer a los visitantes. En el estacionamiento del Teatro Experimental de Jalisco se instalaban puestos de comida. Después de cada función los artistas y el público convivían en auténticas verbenas de camaradería.
El festival fue poco apoyado por las instituciones culturales; sobrevivía gracias al dinero de las entradas y al ingenio de sus organizadores. Pero los mismos grupos visitantes comenzaron a exigir el pago de sus funciones; el Festival para sobrevivir tenía que ser algo más que una suma de buenas voluntades.
El dinero de parte del estado no llegó, por lo que dejó de hacerse a finales de la década de los ochenta. El Festival Nacional de Teatro es un antecedente de lo que sería la Muestra Estatal de Jalisco.
En 1993, gracias al impulso del maestro José Solé, se hace una selección de obras para representar a Jalisco en la Muestra Nacional. El apartamento, montaje dirigido por Guillermo Covarrubias, gana ese primer esbozo de muestra.
En 1994 se efectúa, ya en forma, la primera Muestra Estatal de Teatro de Jalisco, así se puede constatar en los carteles y programas de mano que, orgullosos, resaltaban la primera edición. Se presentaron 14 obras; el actor, director y dramaturgo Víctor Castillo coordinó la primera muestra junto con Guillermo Aldrete.
En 1995, Jorge Díaz Topete se convierte en el primer director de Artes Escénicas de la Secretaría de Cultura. El propósito de las muestras en aquel entonces era revitalizar el teatro en la entidad y se le apostaba a la cantidad: que más personas estuvieran interesadas en hacer teatro.
A las siguientes muestras ya no se les puso número y se perdió la cuenta de las ediciones. Hubo algunos años en los que no se hizo y uno más en el que la cambiaron por un festival.
Con todo y que el arte no es competencia, ni deporte, la mayoría de las veces la muestra ha fungido como un concurso, incluyendo en ella ganadores y nominados; en algunas emisiones la MET de Jalisco ha cobrado mayor sentido cuando el “ganador” representa a Jalisco en la Muestra Nacional. Esta modalidad de concurso cuasi futbolero le encanta al público, a la prensa y a los mismos teatreros que siempre registrarán en su hoja de vida si ganaron algo, si fueron nominados o, al menos, invitados a la muestra.
La MET de Jalisco ha tenido grandes momentos de extraordinario teatro, y también pasajes en los que prácticamente ha servido para que grupos estudiantiles presenten algún examen en ella.
La MET de Jalisco, querida, odiada, despreciada, ignorada y deseada. Tan variable como las curadurías que ha vivido, porque nunca ha existido un reglamento completo que la soporte. Tan dispareja, tan imperfecta, pero también tan necesaria, brillante y querida, es un reflejo de nuestra propia historia.
La MET jalisciense es ya una veinteañera, en este 2016 podemos decir que estamos celebrando la XX Muestra Estatal de Teatro de Jalisco.
No es fácil cumplir 20 ediciones de un acto artístico. Esta continuidad vale.
La historia nos ha enseñado que la MET de Jalisco ha sobrevivido precisamente por el esfuerzo de los artistas que han participado en ella, si bien el apoyo de las instituciones ha sido fundamental en algunas ediciones, lo que mantiene viva esta tradición (ya le podemos llamar así) es la entrega y trabajo de los artistas.
Las administraciones culturales del estado y de la federación van y vienen, tienen su fecha de caducidad muy clara, el trabajo de los artistas y sus obras permanecen, así que en los teatreros recae la responsabilidad de que la MET jalisciense decaiga o evolucione en los años por venir.
Edición I (1994). Los montajes ganadores fueron Intimidad, de Hugo Hiriart, dirigido por Daniel Constantini, junto con El que vivamos juntos no quiere decir que…, de José Luis Alonso, dirigido por Ricardo Delgadillo. En ese año se hizo también una muestra regional y el montaje de Intimidad resultó ganador, lo que le dio el derecho a representar a la región en la Muestra Nacional.
Edición II (1995). Los montajes ganadores fueron La dama duende, de Pedro Calderón de la Barca, dirigido por Fausto Ramírez, y El lugar del corazón, adaptación de un cuento de Juan Tovar, dirigido por Ricardo Delgadillo. En la muestra regional esta pieza ganó el derecho de representar a Jalisco en la Muestra Nacional.
En este año inicia la administración del gobernador Alberto Cárdenas Jiménez, el Partido Acción Nacional sustituye al Partido Revolucionario Institucional en el gobierno del estado.
Edición III (1996). Los montajes ganadores fueron Los niños de sal, de Hernán Galindo, dirigido por Moisés Orozco, y Baño de damas, de Rodolfo Santana, dirigida por Fausto Ramírez. Las dos puestas obtuvieron su pase a la Muestra Nacional.
Edición IV (1997). El montaje ganador fue Deshuesadero al crepúsculo, de Mauricio Montiel, dirigido por Marco Vieyra.
En esta edición de la MET desaparecieron las muestras regionales y las muestras estatales ya no sirven para obtener el pase a la Muestra Nacional.
Edición V (1998). El montaje ganador fue Sótanos, de Jesús González Dávila, dirigido por Carlos Vázquez.
Edición VI (1999). El montaje ganador fue La gaviota, de Anton Chejov, dirigido por Rafael Garzaniti.
Edición VII (2000). El montaje ganador fue ¿Un día cualquiera?, una versión libre del texto de Darío Fo y Franca Rame, dirigido por Beto Ruiz.
En 2001 no hubo Muestra Estatal, porque Jalisco organizó la Muestra Nacional.
Edición VIII (2002). Los montajes ganadores fueron Impecable y diamantina (teatro clown) de Fausto Ramírez, dirigido por él mismo y Hugo Roche. Y La excepción y la regla, de Bertolt Brecht, dirigido por Javier Serrano. Nuevamente los ganadores representaron a Jalisco en la Muestra Nacional.
Edición IX (2003). El montaje ganador fue un monólogo, Divino pastor Góngora, de Jaime Chabaud, dirigido por Javier Serrano.
Edición X (2004). El montaje ganador fue Los hijos de Sánchez, de Vicente Leñero, dirigido por Javier Serrano.
Edición XI (2005). El montaje ganador fue Locos de contento, de Jacobo Langsner, dirigido por Daniel Constantini
Edición XII (2006). Se hizo la Muestra, pero sin concurso.
En 2007 no se hizo Muestra; se convocó al Festival Roberto Vázquez.
En 2008 no se hizo Muestra por falta de presupuesto.
Edición XIII (2009). El montaje ganador fue Demetrius o la felicidad a doce meses sin intereses ¡mi campión! de Luis Enrique Gutiérrez Ortiz Monasterio, dirigido por Víctor Castillo
Edición XIV (2010). El montaje ganador fue Ubú rey de Alfred Jarry (montaje de títeres), dirigido por Ihonatan Ruiz.
Edición XV (2011). El montaje ganador fue Corre, Ramona, corre, de Azucena Evans, dirigido por Verónica López García
Edición XVI (2012). No hubo montaje ganador, pero sí menciones en distintas categorías.
Edición XVII (2013). El montaje ganador fue Viaje de tres, de Jorge Fábregas, dirigido por Luis Manuel Aguilar “Mosco”.
En este año regresó un gobierno priista a gobernar Jalisco, y por primera vez una mujer fue la encargada de la dirección de Artes Escénicas: Gabriela Escatel.
Edición XVIII (2014). El montaje ganador fue Encuentros secretos (experiencia escénica), creada y dirigida por Aristeo Mora.
En este año la Secretaría de Cultura Federal comenzó a uniformar las Muestras Estatales con el membrete de MET.
Edición XIX (2015). El montaje ganador fue Puercoespín, de David Paquet, dirigido por Luis Manuel Aguilar, “Mosco”. Esta emisión representó un cambio en la MET de Jalisco, no tanto en su esencia, que es la presentación y concurso de los montajes locales, sino de lo que rodeó el acto: hubo encuentros de teatreros, talleres, distintas actividades y una buena cantidad de obras invitadas (nacionales y extranjeras).
Edición XX (2016). El montaje ganador fue Salto de canario, de Saúl Enríquez, dirigido por Renato Polo. Nuevamente se organizó una muestra regional, en la cual compitió Salto de canario, pero no obtuvo su pase a la Muestra Nacional.
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Esta investigación periodística se hizo por medio de entrevistas directas, datos hemerográficos, archivo de la Dirección de Teatro y archivos personales.
Agradecimientos a Juan Vázquez Gama y Gabriela Escatel por compartir la necesidad de conservar la memoria. Gracias por su voz y recuerdos a Guillermo Covarrubias, Jorge Díaz Topete, Alfonso Munguía, Víctor Castillo, Jesús Hernández, Martha Morales y Alejandra Tello.
Yésica Núñez Berber
Ramón Valle Muñoz
Luis Rico Chávez
Eva Medina, España
Rolando Revagliatti, Argentina
Martha Eugenia Colunga
Alejandro Olivo