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¿Qué hacer ante un hecho violento?

María Dolores García Pérez

Psicóloga. Correo electrónico: doloresgarcia387@gmail.com

Incertidumbre, ansiedad, ira, temor… ¿Cuántas sensaciones y emociones puede percibir una persona ante una situación de crisis que sobrepasa su capacidad de enfrentamiento? ¿Sabemos cómo actuar ante un evento violento?

Las situaciones de violencia que se viven de manera latente y aleatoria en nuestra ciudad no se pueden predecir. Solamente se actúa en ese debido momento. Las víctimas especialmente vulnerables son quienes trabajan por la madrugada, choferes de camión (carga o pasajeros) taxistas, farmacéuticos, corren mayor riesgo.

Para saber actuar se puede planificar una estrategia. Tras un evento violento es muy importante mantener la calma, evitar la zona de mayor conflicto, dar preferencia al paso de vehículos oficiales; antes de tomar decisiones, informarse en medios oficiales, no especular sin fundamento sobre lo que pasará, evitar salir de casa si es necesario, contactar a familiares; en caso de alguna alteración emocional de emergencia puede marcar al 075, número de servicio de intervención en crisis del Instituto Jalisciense de Salud Mental, ellos darán una adecuada orientación.

Ante una contingencia es normal preocuparse sobre nuestra situación vital y la de los otros. Si nuestros familiares están en la escuela o el trabajo quizás ese lugar sea el más seguro por el momento. En cada uno de estos espacios sería ideal que se contara con una planificación para saber actuar y evitar más temor. En las instancias educativas no está de más que tanto maestros como padres de familia recibieran capacitación sobre qué hacer, proporcionada por la institución adecuada (Protección Civil, Bomberos, Policía o SEDENA), así como la óptima comunicación entre escuela y padres para posteriores avisos.

La violencia, como fenómeno social, en su continua exposición propicia que las personas se acostumbren a ella, que se vuelve trivial, perdiendo el asombro. El morbo cubre el miedo por saber en dónde está la “balacera”, se pregunta ya no para saber y evitarla sino para decir “está a dos cuadras, así que no pasa nada”. Una víctima puede sufrir un trauma psicológico, una herida física o incluso la muerte; esa persona equivale a una familia dolida. Uno somos todos y somos más. Me despido con una reflexión del Premio Nobel estadounidense Ernest Hemingway: “Jamás piensen que una guerra, por necesaria que sea o justificada que parezca, deja de ser un crimen”. Salud mental es armonía.

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