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Riva Palacio: el prefacio de un espacio

Jorge Medina Trujillo

Mucho se podrá decir acerca de si la escritura de Vicente Riva Palacio es merecedora de los títulos académicos y premios institucionales, ya que su pluma al inclinarse al pueblo y a las personas del día a día, tuvo que recurrir a un lenguaje simple con el que pudiera lograr su objetivo de crear una literatura que le gustara a la gente. Lo que no podrá ponerse en tela de juicio es el hecho de que fue él quien desarrolló con creces el género de la novela histórica, pues a pesar de que con anterioridad ya se habían publicado Xiconténcatl (1826), de autor anónimo, Gómez Arias o los moros de las Alpujarras (1828) escrita por Telésforo de Trueba y Cossío, y El filibustero (1866), de Englio Ancona, que son novelas basadas en hechos históricos, fue la aparición de su novela Monja y casada, virgen y mártir (1868) la que introdujo y sentó las bases para la creación de un espacio en el cual se pudieran exponer temas literarios de corte histórico.

Vicente Florencio Carlos Riva Palacio Guerrero, además de ser escritor, fue político liberal y militar. Nieto de Vicente Guerrero, se vio influenciado por las ideas nacionalistas y patrióticas de éste, mismas que estuvieron presentes a lo largo de toda su obra. Sin desprestigiar sus logros en el género de la novela histórica, debemos mencionar que fue él quien les dio el papel protagónico a los personajes rebeldes, comunes, extraños y anónimos dentro de las letras mexicanas, lo cual generó una gran acogida por parte del público. Esta empatía probablemente se debió a la experiencia que obtuvo durante sus días de dramaturgo en los que podía ver instantáneamente la reacción de la gente ante las piezas que presentaba, y es que además de ser novelista, también fue dramaturgo, poeta, cuentista, historiador, periodista, cronista y crítico político y literario. Tal versatilidad le dio la capacidad para satisfacer todos los gustos y disgustos de la más variada gama de lectores.

Incluso hoy en día, muchas de las temáticas que desarrolló siguen vigentes, pues continúan despertando el interés y la curiosidad hasta de los más apáticos, duros o indiferentes lectores contemporáneos. Por ejemplo, en sus crónicas de El libro rojo hay más violencia y sangre que en cualquier narconovela de hoy en día. La impunidad, la traición y la injusticia son peores en momentos de tribulación e incertidumbre, estados característicos del periodo en que la Guerra de Independencia azotó al país de norte a sur, y que Riva Palacio supo perfectamente describir en El libro rojo. Otras de sus obras, Las emparedadas. Memorias de los tiempos de la Inquisición, Martín Garatuza. Memorias de la Inquisición pero sobre todo Monja y casada, virgen y mártir. Historia de los tiempos de la Inquisición reflejan las irracionales e inhumanas actuaciones con las que el Santo Oficio de la iglesia católica golpeó a cientos de mexicanos, la mayoría inocentes. Las descripciones de los tormentos a los que éstos eran sometidos se describen de tal manera que es inevitable que la piel del lector se ponga de gallina. Son tan reales que cuando uno lee que les pinchaban la garganta, las manos saltan como por reflejo hacia al cuello para cerciorarse de que aquel tormento sigue en las páginas.

Pero como el realismo crudo no es grato para todas las mentes, también se puede acudir a otras de sus obras que reflejan las costumbres y la manera de proceder de las personas del siglo XIX, tema que podemos encontrar en Calvario y Tabor. Novela histórica y de costumbres. No obstante, si lo que se quiere es llegar al ápice de la obra de Riva Palacio, indudablemente se tendrá que leer Cuentos del general, ya que es una selección hecha por el mismo autor en la que se incluye una cucharada de cada tema que él abordó. De esta manera, en un texto no muy extenso, podemos encontrar tanto las generalidades como las especificidades que definieron a Riva Palacio como escritor. Personalidades académicas como Clementina Díaz y de Ovando, Manuel Toussaint, Héctor Perea y Luis Leal concuerdan en que las breves narraciones incluidas en Cuentos del general figuran dentro de lo mejor que este autor liberal escribió.

Así pues, todo lo anterior demuestra que no por tratarse de un escritor mexicano decimonónico, Vicente Riva Palacio está peleado con el gusto de las personas que están alejadas de los cánones librescos y que, por el contrario, está a favor de una lectura envolvente y libre de estratificaciones y etiquetas. Su estilo, que apela tanto al lector, es tan válido hoy en día como lo fue en el siglo XIX, pues mueve las fibras más íntimas del corazón humano.

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