No tengo el dato específico de los títulos que he leído de Fernando Savater, pero es un autor al que regreso con asiduidad y con gusto. Aunque mi afinidad con sus ideas no resulta muy compatible, su estilo, su argumentación y el talante humanista de sus conceptos me resulta por demás atractivo. En boca de todos (bueno, al menos en alusiones o en recuerdos) están Ética para Amador, El valor de educar, Los diez mandamientos en el siglo XX, Los siete pecados capitales… y sigue una larga lista. Luego de una vida dedicada a la filosofía y a la educación, declaró su deseo de enfocarse a historias de ficción, y en 2012 por Los invitados de la princesa obtuvo el Premio Primavera de Novela. Savater ha sido profesor (incluso en 1971 fue separado de su cátedra por cuestiones políticas) y activista a favor de la paz, labores nobles y generosas que, como es natural, se perciben en cada línea de sus textos.
Así, cuando encontré Lugares con genio. Los escritores y sus ciudades y luego de echarle una ojeada al índice no dudé en adquirirlo. Qué envidia desarrollar un trabajo de esa naturaleza. Porque en el prólogo Savater explica que este libro “es el resultado de una aventura” que consistió en visitar, para la preparación de una serie de programas televisivos, “más de una docena de países de Europa y América” para conocer los espacios que habitaron poetas, narradores, dramaturgos, genios de todos los tiempos (bueno, del Renacimiento a nuestros días, más o menos). Por si hay algún productor interesado, yo me alquilo también para visitar esos lugares.
“Los lectores sentimos una emoción especial”, justifica el autor en el mismo prólogo, “difícilmente expresable, al visitar las casas, las calles y los paisajes que transitaron y donde imaginaron sus obras nuestros autores más admirados. Somos adictos a peregrinaciones devotas para ver los rincones y los cielos que contemplaron aquellos a quienes debemos tantos momentos de emoción y de iluminación. Los comprendemos mejor y nos sentimos más cerca de ellos al conocer el marco, a veces ya muy deteriorado por el tiempo inmisericorde en que transcurrieron sus vidas y se fraguó su escritura”.
Y con este pretexto se habla de la vida, obra y espacio existencial de Kafka y Praga, Borges y Buenos Aires, Neruda y Chile, Woolf y Londres, Pessoa y Lisboa, Dante y Florencia, Pío Baroja y el País Vasco, Paz y la Ciudad de México, Stevenson y Edimburgo, Cervantes, Lope, Quevedo y Madrid, y los Existencialistas y París.
El autor nos lleva de la mano para conocer no sólo los espacios físicos que habitaron estos autores, sino que también nos conduce a través de las páginas de sus obras más significativas, el contexto en que se gestaron y las circunstancias que permitieron que pudiéramos disfrutar de “momentos de emoción e iluminación”.
Para ello nos da, por ejemplo, un “pequeño circuito turístico para amantes de Kafka”, o nos guía al museo erigido en su nombre; nos pasea por la biblioteca de Borges, la Isla Negra de Neruda, y nos conduce por calles, plazas, librerías y espacios específicos que definen la bohemia y el ambiente de época (la Florencia medieval-renacentista, el Madrid del Siglo de Oro) en que se desarrolló el genio de los autores.
Pero no se trata sólo de un frívolo paseo dominical; las notas, apuntes y comentarios se amplían y profundizan con el diálogo con libreros, editores, especialistas y, desde luego, escritores que de alguna manera están vinculados con la vida y la obra del autor reseñado. Así, podemos leer un “diálogo con María Kodama en el Museo Borges”; también aportan sus conocimientos, experiencias y puntos de vista como lectores Miguel Littin, Mario Vargas Llosa, Juan Villoro, Javier Marías, Jorge Edward y Luis Antonio de Villena, entre otros.
Todo lo anterior aderezado con el agudo ingenio, las notas certeras y la profundidad de análisis del autor, quien muestra no sólo su habilidad como lector, sino también el amor por las letras, por el conocimiento, por la cultura. Libro valioso, ameno, ligero en sus más de trescientas páginas, que nos deja con el anhelo de conocer más obras, más autores, más lugares con genio.