Fue el primero en acusarme de un crimen atroz
Sin pruebas y quizá doliéndole, pero había los que saben
Y se sabe en un pueblo perdido entre Guadalajara y Chapala
El tiempo pesa inmóvil y sólo ciertas
gentes que viven de telarañas
tienen corazón lleno de ratas
¿De qué podía acusarme?
Morder en el amor no es nuevo
Yo había gemido y de no ser por sus papás hasta le sigo
No hablemos de eso, él parecía orgulloso de la situación
Parecen orgullosos si gemimos
Porque en esas noches nos queríamos más que Romeo y Julieta
Lo habré mordido, no es nada raro
Nunca me dijo nada
Y él, la alegría del taquero de la esquina
Nunca llovía si con él iba
Nos llamábamos con nombres de animales dulces, ni mi abuela podría inventarlos
Porque ni mis tías tanta creatividad tenían
Abrazados sosteníamos el mundo
Hasta un día, viernes, que la lluvia no venía del cielo sino de mis ojos
¿Por qué se esmeró tanto en hacerme esto?
Lo sentía temblar como de miedo o bruma y me miró
como suplicante, pero el perdón de mi boca no obtendría
Hasta el alba fui sombra fiel y con una luna nueva la sentencia se dictó
Y él temblaba de cólera y yo de tristeza
Lo ayudé, pero él no fue perro fiel
Mentí la alegría y el júbilo como si de verdad lo aceptara
Le faltará valor para acercar la boca
Lo hará otro por él mientras desde su casa
La ventana entornada que luz dio ahora con cortinas se cubrió
Miraré hasta el final esa ventana mientras
mordía tu taco sin vergüenza.