Partiendo de Ingres
Desnudo y de espaldas
de espaldas al mundo.
Puesta la mirada
en la lejana unión
del cielo con la tierra.
En el misterioso
infinito devenir
que se perfila como un horizonte.
Allá lejos,
donde no estás tú,
no están los otros
sólo el intangible derrotero
de las horas,
las que vendrán.
Dejo escurrir el tiempo
mientas el mundo se desmorona
siempre a mis espaldas.
Bluesdelainundación
Volviendo a la casa, negro,
el agua se la llevó,
negras olas, negra el agua,
la que todo lo inundó.
Un manto de espuma blanca
cubre su honda pena de hoy.
Las lágrimas acaudalan
al río, rey y señor.
Las negras y las corcheas,
en su piano que se ahogó
cantarán un negro himno
el blues de la inundación
negro huye, negro aúlla
carga su desolación.
Lleva y trae el río negro,
lo poco que se salvó.
Los peces flotan su muerte,
los gritos son un adiós,
sus sones fueron tapando
la víspera de ilusión.
Blues de llanto, blues de duelo
New Orleans, réquiem-dolor.
Los cuerpos naves del río
bailan negra procesión.
Y nadie pide perdón. Y nadie pide perdón.
¡Ah!, el puerto y el río
donde llegaron todos nuestros gringos.
Anclaron recuerdos, amores, mochilas
de penas ocultas a espaldas dolidas.
Por esas callejas
de lomas cayendo a orillas del muelle
fueron las primeras que subieron
lentos, a la expectativa.
Y entre ese damero
veredas ocultas, cansadas de silencio,
sembraron hogares,
lágrimas adentro.
¡Ah!, qué lejos quedaba
su puerto y el río,
qué lejos su patria,
su tierra, su cielo.
Arraigando amores,
cultivaron tierras, criaron los hijos
y usaron su idioma sólo en oraciones,
sólo en los sueños.
¡Ah!, lejanía oculta a todo recuerdo,
se empañan figuras entre nubes densas
de años y ausencias.
¡Ah!, qué triste está el puerto,
el río y el cielo que en un lamento
despide a los hijos que parten sin miedo.
Curiosos añoran tierras misteriosas
de sus padres muertos.
¡Ah!, qué triste está el día
camino al retorno, sin adiós ni besos.