Ni los mil doscientos
latidos del colibrí
se comparan a los míos
en mi hogar.
Ni la droga más potente
calmaría mi necesidad
de convertirnos
en una sola alma
un solo corazón.
Sé mi eternidad
con final de cuento
brillemos juntos
hasta extinguirnos
dame tu suspiro
hasta el fin
de los universos.