Para llegar a Florencia tomamos un tren desde Nápoles. Nos recibió un clima frío con un aire helado que nunca había sentido. En esta ciudad pareciera que el tiempo se ha congelado. Noto el transcurso de los años por la manera en como visten las personas, pero el aire renacentista se respira en cada rincón.
Al caminar por la calle principal pude ver la enorme cúpula de la catedral de Santa Maria del Fiore, misma que fue hecha a mano por artistas de la época. El tamaño de la cúpula es impresionante, jamás había visto nada igual.
Las personas que no parecen turistas caminan de prisa como queriendo llegar a sus trabajos. Los demás, caminan lento y se encuentran igual de asombrados que yo al ver aquella majestuosa catedral.
La calle huele a café y chocolate, hay olores dulces por todas partes. Las tiendas cercanas a la avenida principal emanan un estilo muy único. La calle luce impecable, el cielo azul y las ventanas de las casas tienen un tono verde homogéneo.
El paisaje del centro de Florencia es un sueño. En cada esquina hay una estatua, un mosaico, un busto que me hace sentir en el siglo XV.
Pienso en qué podría trabajar para quedarme a vivir en tan bello lugar. Entro a un café y pido una cioccolata calda con mi italiano estudiado tres meses antes. Este idioma es tan único, tiene fuerza y movimiento tal como las manos que se mueven al hablar.
Me siento maravillada de este bello país, en especial de esta ciudad. Una ciudad de primer mundo que tristemente dista mucho de los países de Latinoamérica.
Sigo caminando de la mano de mi esposo y vemos juntos el puente más representativo de la ciudad: el Ponte Vecchio, construido por la familia de banqueros de apellido Medici. La majestuosidad y el encanto de la ciudad se debe en gran parte a que la familia fue mecenas de muchos artistas de la época, entre ellos Miguel Ángel.
Florencia es un cuadro que podría aparecer en un cuento costumbrista, es una burbuja de arte y cultura, es un paraíso literario y pictórico… Florencia es… la mejor ciudad de Italia para conocer por primera vez.
