Logo

La calidad educativa y los sueldos de los profesores

Juan Manuel Ruiz García

Hablar de la calidad educativa en el país es hablar de muchas deficiencias de toda índole. La que más énfasis tiene es la calidad del docente con referencia a su preparación y la forma en que imparte sus clases, sin considerar cuáles son los orígenes de esta deficiencia y, mucho menos, sin que se haga algo para combatirla.

En las escuelas de educación básica, hablando de preescolar, primaria y secundaria, hay profesores que cuentan con doble plaza, y muchas veces en una ubicación distante la una de la otra, lo cual les impide cumplir con la totalidad de su tiempo en ambas por el detalle de los traslados.

Trabajar doble plaza está permitido por la SEP y lo incluye en su escalafón, aunque acceder a ese beneficio depende de la carrera magisterial y de otros requisitos que debe cumplir el profesor. Es bien sabido que muchos son los obstáculos para obtenerlas y pocos los beneficiados.

Aunque podemos criticar el ejercicio de la doble plaza porque quita oportunidades de empleo a los egresados de las escuelas normales que se incorporan al servicio magisterial público, también surge la pregunta: ¿cómo solventar una vida digna para el docente y evitar las plazas dobles si no se gana lo suficiente en el trabajo?

Este ejercicio de doble plaza no aplica en el Sistema de Educación Media Superior (SEMS) de la Universidad de Guadalajara, donde los profesores están contratados por horas, además de que la carga horaria no es definitiva en la mayoría de los casos, obligándolos a buscar otra forma de ingresos y propiciando el bajo rendimiento escolar.

El SEMS está conformado por un mundo de profesores categorizados en escalafones: tiempo completo, medio tiempo, asignatura y técnicos académicos. Los tiempos completos ganados por los profesores no siempre corresponden al mérito ni a la preparación del docente.

Un profesor de asignatura es el más desprotegido en el SEMS porque no mantiene una misma carga horaria de un semestre a otro, sino que está sujeto al vaivén de las administraciones más allá de la cantidad de alumnos de la matrícula.

El trabajo del docente de asignatura, además de no estar bien remunerado por hora, es injusto, ya que gana lo mismo un profesor que apenas se tituló que otro con muchos años de antigüedad.

En la mayoría de los casos, el profesor de asignatura sólo se compromete a cumplir en el horario de su sesión presencial; después se retira a buscar otros ingresos; no le importa el trabajo colegiado: planeaciones didácticas, actualización y formación docente, elaboración de informes o representar a la institución en eventos de diversa índole, porque muchos de ellos laboran en otros subsistemas del SEMS y no únicamente en el de la UdeG, por esa razón no traen la camiseta puesta.

Otros profesores muy olvidados son los que cubren plazas de técnicos académicos, personas que ingresaron con ese nombramiento y se han visto truncados en sus aspiraciones de subir de categoría y mejorar su salario.

Un técnico académico es el responsable de que muchas de las operaciones educativas de la escuela funcionen, pues se desempeñan en diferentes áreas como las de tecnología, en los laboratorios, prefecturas, como orientadores educativos, tutores, entre otros, pero en su sueldo no se refleja tal esfuerzo.

Cuando se le da nombramiento de técnico a una persona por lo regular terminó la preparatoria, una carrera técnica o no concluyó una licenciatura; se trata de alguien especializado que se desempeña en un área de trabajo sin mayor requerimiento de capacitación por parte de la escuela. Sin embargo, cuando el técnico termina una carrera o hasta un posgrado, el sueldo sigue siendo el mismo, y aun puede ocurrir que un profesor de asignatura en 20 horas gane mucho más que un técnico de 48 horas, aunque ambos posean los mismos niveles de estudio.

No existe un nivel escalafonario en el SEMS que permita cada cierto tiempo comprobar quién se ha superado y premiarlo, por el contrario, parece que fuera un impedimento para crecer y que lo que se desea es que los que tienen ese tipo de nombramiento caigan en la mediocridad.

Si todos los profesores del SEMS, sin importar el subsistema en que trabajen, tuvieran ingresos similares a los que obtienen los profesores con doble plaza, el docente sólo trabajaría una de ellas y con el tiempo que invertiría laboralmente en su segunda plaza tendría oportunidad de acceder a la capacitación y actualización docente, realizar verdaderas planeaciones didácticas tomando en cuenta su contexto, la creación y apreciación artística, con lo cual aumentarían los resultados en las pruebas PLANEA y PISA, mejorando los indicadores que la OCDE solicita a los países miembro.

Hablar del aumento en sueldo y prestaciones no es una locura, porque cuando el docente tiene solucionada su situación económica es capaz de crear y ser más productivo y propositivo, puede transformarse en un ente político más responsable y comprometido con su comunidad, disminuyendo los índices de marginación y aumentando los indicadores que tanto preocupan a la SEP, tanto en comprensión lectora como en pensamiento matemático.

Lo anterior se conseguiría aumentando el porcentaje del PIB destinado a la educación y disminuyendo los recursos a los partidos políticos en años que no hay elecciones, reduciendo el salario exagerado de servidores públicos que superan por mucho el del presidente de la república, recortando los gastos en las cámaras de diputados y senadores, además de los gastos de promoción de cada gobierno.

No se puede exigir que un nuevo modelo educativo mejore la calidad en la educación mientras el profesor, el eje de este motor, no resuelva su situación económica ni sienta tranquilidad ni certidumbre en su trabajo.


Jumb4

Maité

Luis Rico Chávez


Jumb5

Anacolutos y gramática

Julio Alberto Valtierra


Jumb6

Seguridad y redes sociales

Manuel Correa Castañeda