En la actualidad, todos vivimos en movimiento. Muchos cambiamos de lugar:
nos mudamos de casa o viajamos entre lugares que no son nuestro hogar.
Algunos no necesitamos viajar: podemos disparar, correr o revolotear por
la web, recibir y mezclar en la pantalla los mensajes que vienen de rincones
opuestos del globo. Pero la mayoría estamos en movimiento, aunque
físicamente permanezcamos en reposo.
La actividad filosófica es habitual en los seres humanos. Se ha filosofado en todas las épocas y bajo condiciones particulares que marcan el sentido del actuar del ser humano. Para algunos, con el paso del tiempo les resulta lógico comprender la verdad de lo conocido; para otros, entender la fuerza misteriosa que da sentido a la vida; los hay también que buscan transformar el estado de cosas existentes teniendo presente la idea de un mundo mejor y de la inminente humanización del ser humano.
Hoy se piensa, se reflexiona cuando se tienen resueltas las necesidades básicas, esto es, cuando no se tiene hambre, cuando se tiene resuelta la habitación, el vestido, la recreación y el alimento, cuando se dispone de tiempo y de condiciones para explicar creativamente el porqué de las cosas; en general, cuando se tiene salud, se es libre, cuando la riqueza cultural es recreada para explicar el sentido de la vida misma.
En la actualidad, la globalización nos reduce a ser consumidores de ideas y productos que sacian una necesidad inmediata de presente, la que sin lugar a dudas desecharemos al paso de los días y los años. En la era de la sociedad red, la filosofía implica la libertad de pensamiento y de palabra, se sustenta portadora de herramientas para construir una buena argumentación, donde se fomente la igualdad, el respeto al pluralismo, la crítica respetuosa y comprometida.
Palabras clave: filosofía, tecnología ubicuidad, actividad filosófica.
El deseo de un mundo mejor, de una sociedad de convivencias pacíficas y fraternas, de justicia, igualdad, fraternidad, amor y felicidad es una constante sin límite en la historia de la vida humana, como locura repetitiva a ser contada por siempre. Ser, estar, lugar, límite, real y racional son, entre otros, los conceptos centrales abordados por la antropología filosófica. La espera de la esperanza infinita se vuelve instantaneidad de tal forma que la acumulación ininterrumpida de sucesos temporales cabe en el tiempo sin medida de la vida humana.
En el ámbito educativo formal, a la filosofía en el bachillerato se le induce para que forme espíritus libres y reflexivos con vigilancia cognitiva contra el fanatismo y las expresiones simples de dogmatismo, que contribuya a la formación de ciudadanos con capacidad de juicio; en resumen, como lo indica la UNESCO, la filosofía como escuela de libertad, como parte esencial de la educación del ciudadano.
Nadie podía, hasta hace algunos años, estar en dos lugares a la vez, la ubicuidad no existía; sin embargo, con el internet, con las redes sociales y las herramientas tecnológicas tipo Skype la ubicuidad es un hecho: un mensaje está en todas partes, el sentido dado al texto en el contexto particular de los receptores nos da posibilidades de su vigencia y evidencia indiscutible.
Lo que quiere decir lo anterior es que la filosofía ni ha muerto ni ha perdido vigencia. Que la sociedad actual posmoderna demanda más que nunca del debate, de la crítica, de la búsqueda de la verdad y de justicia, si es que aspiramos a una sociedad humanista, democrática, con justicia y responsabilidad compartida.
Desde el punto de vista del conocimiento como producto, la ubicuidad es un término que implica lugar, espacio y tiempo determinados, el dispositivo móvil implica el acceso continuo a la información disponible, el conocimiento está en todo lugar, omnipresente, el horario de aprendizaje y la escuela formal no existen, en la red ya no se está en un lugar físicamente, sino que se está situado globalmente. La posibilidad es subjetividad, el aprendizaje es permanente con respecto a las oportunidades de aprendizaje referidas a habilidades formales.
Cuándo se tiene necesidad de responder al por qué y para qué, del cuándo, dónde y cómo de nuestra forma de producir y consumir los bienes materiales y espirituales de existencia, también se nos presenta la urgencia de resolver si tiene sentido nuestra existencia y de cómo conquistar la felicidad. La actividad filosófica se presenta atenta al análisis del presente, pero también a la gestión y generación de una realidad por venir. Para centrar el orden de las ideas tenemos que centrar la discusión en torno a dos grandes ejes:
El diálogo entre civilizaciones es una constante, la comunicación red desde la filosofía nos ayuda a tomar conciencia del mundo en que nos encontramos, cuestionando acerca de él, dimensionar nuestra percepción de los hechos desde lo local con una perspectiva universal, el debate nos permite reconocer la irracionalidad, los límites de nuestros conceptos y radicalismo, nos acerca al diálogo y a la necesaria reconstrucción de un mundo más justo y digno de vivirse.
La actividad filosófica, y con ello la idea de que el fin de la filosofía como reflexión que se piensa a sí misma, es una constante que le da sentido al debate de las ideas. Un filósofo escribe y publica porque cree que tiene ideas importantes que decir, pero también porque quiere ser discutido, ser leído, decodificado, defragmentado, lo que implica la posibilidad de ser cuestionado y, en cierta forma, de ser refutado.
Es la tarea de la subjetividad el ágora transhistórica de la reflexión, la revisión es una posibilidad de desempeños intelectuales siempre creativos para los filósofos, pero es obvio que existe una necesidad más apremiante, la de dar cuenta del contexto del que la filosofía y sus filósofos están obligados a explicar y en consecuencia a transformar.
La sociedad actual forma a sus miembros como productores y consumidores, considerando esta aseveración en el sentido específico de seres vivos, pero sin lugar a dudas como herederos de una tradición compleja de sentidos, entre los que se encuentra el sistema mundo1 como fábrica, como sociedad de productores industriales.
El legado cultural de nuestra sociedad es resultado de nuestra forma de producir, distribuir, consumir, reusar, reciclar y desechar. La sociedad moderna del progreso, la paz y la solidaridad, asume el reto histórico, desde el siglo XIX a nuestros días, de reformas estructurales encaminadas a la conformación de un pueblo educado, productivo, competitivo y con un fin en sí mismo de bienestar. El orden político y social se presta para un rol internacional de empresa-mercado, la distribución de la riqueza, la solidaridad social y la protección del medio ambiente coronan en esta etapa histórica las relaciones mundiales de la moderna posmodernidad.
En la modernidad el estado nacional se adecua, se presta para buscar compatibilizar la competitividad de las empresas productivas con una adecuada visión del mundo a imagen de futuro con la elevación del bienestar. La primera acción es la educación y la capacitación para desarrollar y aplicar las nuevas tecnologías. Invertir en tecnología es unificar, uniformar y crear un escenario propicio para desarrollar un equilibrio fiscal estructural que permita el ahorro interno, el aumento de los ingresos públicos con inversión en las áreas económicas estratégicas y una considerable disminución de las compensaciones al gasto social y con ello a los apoyos a desempleados y grupos marginales.
Sin embargo, hay quienes plantean que la modernización implica un replanteamiento cultural ajeno a la reflexión filosófica, hay quienes afirman que la sociedad requiere técnicos y no filósofos, que los técnicos incrementan la producción y que los segundos la discordia social. Por consiguiente, la filosofía enfrenta a sus detractores con una propuesta clara: la humanización de la actividad económica, la denuncia y la propuesta, elementos clave por la necesidad de una filosofía para la vida.
La escuela se transforma, no es un lugar más, es un centro promotor que acerca y coordina recursos de aprendizaje. El centro escolar en el siglo XXI es un espacio concentrador de experiencias y entornos de aprendizaje diversos, principalmente de carácter electrónico. La tecnología es usada para promover el aprendizaje silencioso, el trabajo colaborativo, la intercreatividad, la inteligencia emergente y, dicho en forma contundente, generadora de la sabiduría entendida como inteligencia ambiental.
La filosofía, en este escenario de más de 200 años de modernizaciones, se presta para consolidar el estado-nación independiente, luego para forjar la idea de autonomía, democracia y soberanía, de apertura e internacionalización, en general, la filosofía como aseguramiento de una visión del mundo y toma de conciencia de las particularidades, retos y expectativas que implican una realidad en construcción, para escapar del mundo de la pseudoconcreción, de la irracionalidad y de ensanchar nuestra capacidad de diálogo.
La filosofía nos lleva entonces a dar cuenta de la ubicuidad tecnológica, la filosofía primera no es especular sobre Dios como ser inmóvil que lo mueve todo y su legado de castidad y hermandad; ahora el reto es asegurar una sociedad de conocimiento dispuesta a la acción, del saber por el saber con un fin utilitario. Filosofía como vigilancia de la educación ciudadana para vivir mejor. Filosofía en la red, sería su afirmación. La especulación tiene sentido en tanto apertura a un horizonte de realidad de emancipación critica, o bien, como escándalo, como intercambio de datos generadores o cuestionadores de una sociedad amenazada y sin futuro. La red es campo o expresiones de desencanto donde la descalificación grosera se ve contrastada con los mensajes de paz, de ternurita y de buenos deseos. La filosofía en la red es acercamiento cultural a la constante de construir un mundo mejor.
La filosofía es apuesta colectiva por una sociedad justa. En filosofía se reconoce que la igualdad social es el motor de la historia, la lucha entre el cielo y la tierra, entre el pensamiento y la transformación material. La filosofía cumple con su función normativa al proponer en forma utópica o propositiva una caracterización de lo que debe ser la sociedad.
La conformación de la identidad cultural, la libertad, la seguridad, la soberanía, la democracia, la equidad de género, la preferencia sexual, el multiculturalismo, el feminismo, el poder, la utopía, la justicia, la migración, la eutanasia, el aborto, el placer, la felicidad, el bienestar, la ética, la política, el trabajo, la recreación, la salud, el ocio, el deporte son, entre otros, el centro de la aportación filosófica de la subjetividad para la comprensión y estructuración de saberes adecuados a nuestras sociedades, como ángulo de lectura. Empoderamiento, civilidad, ubicuidad, alfabetización digital, vida líquida, escenarios de futuro, pseudoconcreción, praxis, sustentabilidad, aldea global son, entre otros, algunas de las aportaciones de la reflexión filosófica de nuestros días. En síntesis, el debate de los temas relacionados como la ontología, la estética, la ética y la gnoseología son, entre muchos ejes, el centro de preocupación de los filósofos y sus filosofías.
La idea de reflexionar sobre el sentido de la filosofía como la vida misma parece estar comprimida en el revolotear de una escala temporal posmoderna que nos ha tocado vivir. La vida tiene sentido cuando se está vivo, cuando se desea el placer y se rechaza el dolor, la enfermedad y todo lo que atenta contra la buena vida.
La inteligencia ambiental es el concepto de referencia que alude al aprendizaje ubicuo y se refiere a los entornos electrónicos que, además de ser comprensibles al contacto humano, responden a los intereses y necesidades de los seres humanos, relativos a la sensibilidad del contexto, la comunicación, la memoria y la posición proyectiva de saberes pensados y racionalmente proyectados.
La filosofía es resistencia, se transforma en resiliencia, es retroutopía, es un intento por regresar a un lugar sin riesgo, a la nostalgia de un mundo ciudadanizado, social y responsable por la vida en las calles, los parques, la escuela, la familia, el amor; en general, por el sentido de vivir.
La actividad filosófica implica la habilidad de cuestionarlo todo, de socavar las explicaciones instituidas como verdaderas, es conocimiento y autoconocimiento de lo existente con fundamento racional. En particular, a los profesores de filosofía nos toca luchar por que se restituyan los espacios y los tiempos regateados a la filosofía, construir una paideia, una educación del ciudadano para vivir mejor. Es tarea de la filosofía reconstruir el papel que ha jugado a lo largo de la historia, pero también de mostrar su necesidad en el mundo actual.
1 Octavio Ianni establece las metáforas de la globalización para dar cuenta de este fenómeno social y económico de la sociedad contemporánea.
Bauman, Zygmunt (2010). La globalización. Consecuencias humanas. México: FCE.
Berardi, Franco (2003). La fábrica de la infelicidad. Nuevas formas de trabajo y movimiento global. Editorial Traficante de Sueños. Recuperado de https://www.traficantes.net/sites/default/files/pdfs/La%20f%C3%A1brica%20de%20la%20infelicidad-TdS.pdf.
Ianni, Octavio (1999). Teorías de la globalización. México: Siglo XXI.
Savater, Fernando (2004). Las preguntas de la vida. España: Ariel.
Julio Alberto Valtierra
Andrea Avelar
Blanca Brambila Medrano
Ernesto Loza
Luis Rico Chávez
Luis Carlos Emerich
Carlos de la Riva
Susana Soto Poblette