Presentamos, a continuación, parte de la información obtenida para el desarrollo de un proyecto adscrito al programa de Fomento a la Investigación Educativa del Sistema de Educación Media Superior de la Universidad de Guadalajara. Dicho proyecto se titula “El discurso y la realidad: el impacto de la tutoría en el desarrollo escolar de los bachilleres”. Nuestro propósito, en este avance del producto que se entregará al finalizar el programa, es dar a conocer parte de las respuestas vertidas por estudiantes de la Preparatoria 2, de primero a sexto semestre, a quienes se les aplicaron dos encuestas (ver anexos) durante el calendario escolar 2016 B (agosto-noviembre), tanto en el turno matutino como en el vespertino. Para los de primero, las encuestas se aplicaron en los últimos días de noviembre, fecha en la cual, de acuerdo con el calendario establecido en la preparatoria, ya debieron haberse realizado la mayor parte (o la totalidad) de las actividades programadas.
El primer instrumento, por medio de preguntas cerradas, aspira a determinar la relación del tutor con los estudiantes, el número de actividades de tutorías realizadas en el semestre, la manera como califican dichas actividades, si han requerido el apoyo del tutor y en qué medida consideran que el programa apoya su desempeño académico.
La última pregunta, abierta (“¿tienes algún comentario sobre el programa de tutorías?”), recoge la opinión directa o los comentarios de los jóvenes sobre el programa de tutorías. Por su importancia, las respuestas se recogen en la segunda parte de este documento.
El segundo instrumento, basado en los documentos oficiales tanto de la Universidad de Guadalajara como del Sistema de Educación Superior,1 tiene como finalidad calificar el trabajo del tutor tal como lo perciben los estudiantes. A partir de los objetivos, finalidad y aplicación del programa, así como del perfil del tutor, los bachilleres califican, en una escala de 5 (la aplicación del programa “no me ha ayudado en nada”) a 10 (“me ha ayudado de manera muy significativa”) los siguientes rubros:
Y mediante preguntas cerradas se busca conocer si los jóvenes han recurrido a su tutor, cómo se resolvió la problemática planteada, si se le dio seguimiento y el tipo de situación presentada.
Las encuestas se aplicaron a 36 grupos, aunque en este documento solo se presenta el resultado de la revisión del 20% de las respuestas (de 7 grupos);2 el resto se incluye, in extenso, en el producto que se entregará al finalizar el proyecto.
Estas son, entonces, las respuestas.
Se puede considerar, en términos generales, que la evaluación del programa de tutorías refleja la situación académica de la preparatoria, y la manera como los estudiantes perciben el desempeño de los tutores equivale a la forma como se desempeñan los maestros, a fin de cuentas tutores.
Aunque suene poco académico, para ejemplificar esta percepción sobre el programa y quienes lo aplican (directivos, coordinadores, docentes), podemos recurrir a la frase popular que sostiene que cada uno habla de la feria según como le va en ella. Los resultados nos dicen que a la mayoría le ha ido mal.
De manera incidental, se obtienen otros datos (insistimos: la evaluación del programa expresa, en cierta medida, la situación de la escuela); por ejemplo, los profesores que trabajan bien o mal son mencionados de manera recurrente y unánime; “esa maestra es de lo peor”, frase en boca de estudiantes refiriéndose a la misma maestra; “ese profesor es buena onda”, también repiten la mayor parte de los estudiantes coincidiendo en su juicio hacia un docente. Si les toca la desgracia (o la fortuna) que uno u otro maestro es tutor, el programa se calificará en términos muy encomiásticos (si el maestro es bueno) o muy deplorables en caso contrario. Los pocos que han tenido al primer tipo de profesor dicen que la feria es divertida; el resto (la mayoría) señalan que preferirían otra clase de diversión.
Las respuestas de los alumnos expresan ciertas inconsistencias y, en algunos puntos, incluso contradicciones.
Llama la atención, en primer lugar, que en un mismo grupo no coincidan al indicar el número de actividades desarrolladas durante el semestre. Hay quienes responden “ninguna” y otros “más de 4”. Esta disparidad obedece al hecho de que muchas veces el profesor no establece con nitidez la diferencia entre los trabajos de su unidad de aprendizaje y los de tutorías. Los alumnos confunden al tutor con el docente, que aunque es el mismo individuo, desempeña funciones diferentes. El tutor, en todo caso, no establece una clara distinción al respecto, o el estudiante no percibe o no entiende la diferencia.
En este sentido, por ejemplo, en un grupo la mayor parte de los estudiantes señalan que no les asignaron tutor, y por otra parte tres de ellos aseguran que cuentan con él. La confusión obedece al hecho de que las actividades las desarrollaron en sábado (día en que no asisten a clases regulares), cuando incluso el personal docente se rehusó a participar en una actividad programada en una jornada para ellos no laboral; la administración (responsable de implementar actividades de escaso interés para los jóvenes, mucho menos atractivas por obligarlos a asistir a la escuela en sábado) enfrentó el problema de cubrir los grupos, por lo que se tuvo que improvisar sobre la marcha, y los responsables de dirigir las actividades en el aula fueron profesores o personal administrativo sin conocimiento de la labor tutorial. Por tal razón algunos despistados consideraron que esta persona era su tutor cuando en realidad nunca se les asignó.
En otro momento, se califica el programa como “aburrido” y sin embargo se le da una calificación de 8, sin duda debido al hecho de que consideran que ciertas actividades, aunque son aburridas o les parecen poco significativas, sin embargo son necesarias y se consideran con la obligación de cumplirlas.
En el mismo sentido, un estudiante califica como “relevantes” las actividades de tutorías y más adelante señala que “no las halló importantes”. Habría que preguntarnos si se comprende la naturaleza de la pregunta, si se capta lo que significa “actividad relevante” o si, como en el caso anterior, hay un contraste entre la necesidad (obligatoriedad) de hacer algo y el gusto que pudiera derivarse de desarrollar tal actividad.
A partir de las estadísticas, encontramos que cerca del 60% de los estudiantes califican las actividades de tutorías como aburridas o intrascendentes. Para abundar al respecto, véase el apartado titulado “Aburrido, irrelevante” de la siguiente sección, en el que se recogen las respuestas en este sentido a la pregunta abierta ya aludida.
Otro dato: poco más del 35% señala que le planteó una situación a su tutor, de los cuales casi la mitad (el 48%) reconoció que dicha situación no se resolvió ni se le dio seguimiento.
Las calificaciones más altas corresponden al rubro sobre el respeto que el tutor demuestra hacia los alumnos, y en el de la planeación; las más bajas se marcan en problemáticas grupales y en gestión; por ello, sin duda, entre las sugerencias de los estudiantes anotan la necesidad de implementar actividades de integración grupal e incluso de relacionarse con otros grupos; además del dato ya mencionado de que las situaciones planteadas se resolvieron poco y no se les dio seguimiento.
Los estudiantes de los primeros semestres son quienes exteriorizan el mayor número de comentarios (en la pregunta abierta del formato correspondiente), a diferencia de los de sexto, que son parcos en este sentido. Sin embargo, sus respuestas resultan muy significativas, pues revelan de manera más clara las deficiencias del programa.
Ilustrativas son, en este sentido, las respuestas que señalan que nunca tuvieron tutorías, que los tutores son ineficientes, que las tutorías son malas y que hubo quienes acudieron con un psicólogo particular para saber qué carrera elegir, pues de acuerdo con los momentos de la tutoría en quinto y sexto deben trabajarse las actividades enfocadas a la orientación vocacional, lo cual al parecer no ocurre.
Habla mal del programa el hecho de que sean los de sexto quienes expongan esta situación.3 Por ejemplo, apenas el 22% de los estudiantes señalan haber planteado una situación a su tutor. ¿En tres años? ¿Por qué? ¿Falta de confianza, recelo, otorgan poca credibilidad al tutor, al programa, a la escuela? De este mismo porcentaje casi todos aseguran que su situación no se resolvió ni se le dio seguimiento. Es decir, son pocos los que deciden acudir con su tutor y son aún menos los que obtienen una respuesta satisfactoria.
Otro dato relevante se percibe en la baja calificación que se le da a la pregunta sobre qué tanto les apoyan las tutorías en el área de orientación vocacional, así como en su desempeño académico. Como un punto que se abordará en otro momento, recuérdese que esta es una de las orientaciones del presente trabajo: el contraste entre lo que se dice y lo que en realidad ocurre en las tutorías, en particular el impacto en el área académica.
Como referencia, incluimos la siguiente gráfica:
Se trata de las respuestas de dos grupos de sexto semestre. La pregunta específica plantea: “En una escala de 5 a 10, ¿en qué medida consideras que el programa de tutorías te ha ayudado a mejorar tu desempeño como estudiante?, considerando 5 como ‘No me ha ayudado en nada’ y 10 como ‘Me ha ayudado de manera muy significativa’ ”.
Obsérvense los extremos de la gráfica: solo un estudiante le dio una calificación de diez; y fueron diez, por otra parte, quienes le dieron la calificación de cinco, es decir, que las tutorías no les ayudaron en nada en su desempeño académico. La media, por otra parte (las calificaciones de siete y ocho) incluye a un total de dieciséis estudiantes, cerca del 44% del total.
En fin, que la calificación del programa no es buena en términos generales (diríamos que está reprobado) pero, por supuesto tiene sus lados positivos. En general, por ejemplo, se le da una alta calificación (la mayor) al rubro “se demuestra por parte del tutor respeto y confianza”, seguido de “se percibe planeación y evaluación por parte del tutor”.
No olvidemos, sin embargo, que estas respuestas se refieren apenas al 20% de las encuestas. En otro momento ampliaremos con estadísticas el total de los cuestionarios aplicados.
Presentamos enseguida las respuestas a la pregunta abierta del primer instrumento aplicado: “¿Tienes algún comentario sobre el programa de tutorías?”
Un buen número dejaron la respuesta en blanco, otros simplemente anotaron “no”, “sin comentarios”, “no tengo ningún comentario del programa” y cosas por el estilo. Entre los que respondieron, encontramos un amplio abanico temático, tonos y estilos diferentes. Incluso frases irónicas, sarcásticas. Varían de un semestre a otro, y como ya señalamos, abundan más los comentarios en los primeros que en los últimos semestres.
En el registro encontramos otra manera de comunicarse, a través de los símbolos que han hecho populares las redes sociales, con los cuales pretenden expresar alguna emoción: tristeza :(, alegría XD, :V, :), enojo 7n7, >_<, ¬¬, para referirse en particular a la manera como perciben el programa de tutorías: tristeza o enojo por no tener tutor.
Los comentarios van desde un lacónico calificativo (“pésimo”), mucho más elocuente que los discursos de las autoridades y las alabanzas y la exaltación de algunos profesores, hasta una exposición más detallada sobre los pro y contra de su aplicación (“está bien, enseñan a valorarnos y a valorar a nuestros seres queridos, nos ayuda con nuestros problemas y nos previenen contra las drogas y las adicciones, de las malas amistades, etc.”, “no nos han presentado al tutor y solamente hemos tenido una clase como tal de tutoría, pero [quien la impartió] no era nuestro tutor. Pudo ser de gran ayuda si el tutor se hubiera presentado, me hubiera ayudado mucho”).
Agrupamos las respuestas por ciertas afinidades temáticas, pero es obvio que algunas de ellas se refieren a más de alguno de los rubros incluidos. Cuando lo consideramos pertinente, añadimos un breve comentario, aunque creemos que las palabras de los estudiantes hablan por sí mismas.
Decidimos incluir, en primer lugar, los comentarios positivos hacia el tutor y el programa. Sin embargo, como se puede observar por el total de respuestas, ocupan un bajo porcentaje de los comentarios, y la mayoría fueron vertidos por el mismo grupo. El docente responsable lleva una buena relación con el grupo, de ahí la naturaleza de las respuestas a la pregunta abierta.
Transcribimos entonces las respuestas:
Son significativos porque me han hecho ver al mundo desde otro punto de vista, en algunos videos te das cuenta que existen muchas cosas que no valoramos y que sin embargo son de gran importancia para nuestra vida.
Es bueno porque nos ayuda a unirnos como grupo.
Es bueno porque nos puede apoyar administrativamente.
Bien por las gestiones académicas.
Sí hay apoyo en aspectos personales y educativos.
Buena tutora, da confianza.
Nos da información importante.
Me encanta, me ha ayudado.
Hace poquito lo asignaron pero me gusta.
Hasta este semestre ha sido muy bueno el apoyo, antes no tuvimos.
Son muy buenos los que me han tocado, chidos.
Excelente para guiarnos.
Nos ayuda con las dudas que tenemos.
Recibimos buen apoyo.
Ahora no tenemos; en quinto la maestra nos apoyó mucho.
Me fue de gran ayuda para escoger mi TAE.
Que está muy bien, ya que te ayuda mucho a acercarte más a tu grupo.
Considero la tutoría como una gran ayuda para orientar y ayudar a los alumnos.
Sí, a mí se me hace que son muy buenas las clases, son muy divertidas y educativas.
Son buenas porque si se tiene algún problema se puede consultar al tutor para que te ayude.
Suelen ser muy entretenidas y divertidas, con un contenido interesante, ayuda a muchos a evitar problemas y solucionarlos también.
Está bien, enseñan a valorarnos y a valorar a nuestros seres queridos, nos ayuda con nuestros problemas y nos previenen contra las drogas y las adicciones, de las malas amistades, etc.
Mi tutora es muy buena y siempre nos apoyó.
Es bueno que ayude a la gente.
A partir de este apartado las respuestas son de una naturaleza opuesta por completo. Se acabaron las palabras positivas. Los alumnos exponen, con crudeza (y consideramos que con honestidad) y sin tapujos (a contracorriente de la posición oficial, de los discursos encomiásticos y las estadísticas alegres que se exhiben en reuniones e informes) su percepción sobre las lagunas, deficiencias e inoperancia del programa. Esperemos que todos los responsables involucrados, antes que indignarse o descalificar estas afirmaciones (insistimos, son las opiniones de los alumnos, para quienes supuestamente están pensadas las actividades que se desarrollan, si se desarrollan) las tomen como punto de partida para una verdadera autorreflexión y una honesta autocrítica y para replantearse lo que se ha hecho hasta la fecha en el programa de tutorías.
Transcribimos las respuestas:
No conozco a mi tutor, nadie sabe quién es, ayuda.
Es malo que [el tutor] no se presenta para ayudarnos en nuestros problemas académicos.
No conozco a mi tutor porque nunca se ha presentado.
No nos han presentado al tutor y solamente hemos tenido una clase como tal de tutoría, pero [quien la impartió] no era nuestro tutor. Pudo ser de gran ayuda si el tutor se hubiera presentado, me hubiera ayudado mucho.
Favor de presentar al tutor :v
No lo hay, al menos mi grupo no tiene una orientación por parte del tutor (ni siquiera lo conozco); solo nos dieron una plática de orientación.
No conocemos [al tutor] ni hacemos nada.
No conozco a mi tutor.
Solo lo vi una vez.
No sabemos quién es nuestro tutor, no tenemos quién nos ayude.
Desconozco quién es mi tutor y su trabajo.
Ningún profesor se sienta aludido. Es posible que, del otro lado, el lector de estas líneas funja o haya fungido como tutor, pero los calificativos o las características descritas por los alumnos no se refieran a él. De cualquier manera, aunque considere que cumple con sus obligaciones, que estas opiniones se conviertan en una oportunidad de conocer el punto de vista de nuestros estudiantes, con quienes compartimos un espacio común varias horas a la semana y, pese a ello, quizá pocas veces nos hemos preocupado por saber lo que pasa por su cabeza.
Transcribimos las respuestas:
Algunos profesores solo tienen el cargo, pero no trabajan.
No me agrada mi tutor.
Que el tutor sea más abierto, con menos censura.
El tutor es buena persona, sé que tiene la capacidad de ayudarnos, pero solo ha venido una vez.
Debería ser un poco más formal y exigente con los alumnos, planificar mejor los contenidos de cada sesión.
Los tutores son bastante ineficientes.
En este apartado encontramos un punto de coincidencia con el trabajo docente en el salón de clases, y la percepción que los estudiantes tienen del mismo. En un trabajo desarrollado en otro momento,4 con cierta afinidad con el presente y en el cual también se recogen las opiniones de los estudiantes, estos se quejan de la poca imaginación de los profesores al momento de diseñar e implementar actividades escolares. No solo lamentan las deficiencias en la enseñanza del inglés (tema del trabajo citado), sino que en general la mayor parte de las asignaturas les parecen aburridas; en particular se quejan, por ejemplo, del caso del español, cuyos maestros desde la primaria se limitan a exigirles la lectura de cierto texto y la elaboración del resumen correspondiente. Que estos comentarios aprovechen no solo a los profesores, sino también a los cerebritos que diseñan tales actividades.
Transcribimos las respuestas:
La verdad es algo que la mayoría consideramos aburrido y que no tiene valor [aunque] es obligatoria. Pero el maestro es muy respetuoso.
Pues casi no tuvimos clases de tutoría, pero lo poco que tuvimos fue algo simple y no me pareció importante.
Que sean más interesantes.
Que haya temas más interesantes.
Que sean más animadas las clases.
Me parece innecesario.
Nunca lo necesité.
Creo que deberían realizar actividades mejor pensadas.
No le encuentro el objetivo a la tutoría, además me parecen absurdas las actividades que hemos hecho.
Deberían hacer un programa que llame la atención de los estudiantes y que no sea aburrido.
Las sesiones deberían ser más dinámicas para que mis compañeros se interesen en asistir.
Podrían hacer el programa más interesante para que todos asistamos a las clases.
Es bueno pero no me convence mucho.
Deberían hacer las actividades más dinámicas e interesantes.
Aunque en sus informes (a los cuales no tuvimos acceso, porque ninguno de los responsables del programa, pese a haberse comprometido a hacerlo, los puso a nuestra disposición ni nos los mostró) los tutores aseguren que desarrollaron todas las actividades programadas durante el semestre (un promedio de cuatro o cinco), los estudiantes tienen otra percepción al respecto.
Transcribimos las respuestas:
No han ayudado, solo un semestre tuve tutor.
Deberían revisar que los tutores den todas sus clases de tutorías.
Falta presentar más temas y que nos expliquen lo de las TAE.
Que nos den más.
No tuvimos tutorías más que una vez, lo cual es absurdo, pues [el tutor] nunca hizo nada por el grupo.
No teníamos tutor, y con el que nos asignaron no hacíamos nada.
Nada, de nada.
Que haya y [que el tutor] sea flexible.
Más seguimiento y horas de atención.
No hacemos nada desde primer semestre.
Estaría bien si realizáramos más actividades.
No hemos tenido muchas clases.
Que se aplique con más frecuencia y que haya más clases.
No realizamos casi ninguna actividad.
Está bien, pero me gustaría que hubiera más horas.
En este apartado se incluye comentarios referentes tanto al poco interés de los estudiantes hacia el programa como a la percepción que ellos tienen en el sentido de que muchos profesores (tutores) no le atribuyen la importancia debida a las actividades o al programa.
Transcribimos las respuestas:
No, nunca asisto a esas cosas, tengo cosas qué hacer como para perder mi tiempo viniendo aquí.
Es un buen programa pero no es muy requerido por mí.
Muy bueno, pero aun así pérdida de tiempo : )
Está bien así, sin tutorías.
En sí no es necesario este programa porque no es importante, pero tampoco es como para decir “no, para qué ir”, y aunque yo sí vaya no lo necesito.
Que haya mayor interés de los tutores hacia los tutorados.
El tutor no parecía muy interesados en ayudarnos.
Que todos los maestros le den más importancia, prefieren clases que tutorías.
Que se le dedique más tiempo, no se le da importancia.
Es importante y no lo toman en cuenta.
¿Cuál es el impacto del programa de tutorías en el desarrollo integral del estudiante? Si bien el presente trabajo trata de identificar dicho impacto en su desarrollo académico, nótese que la información recabada rebasa este propósito. Obsérvese también que, a partir de los comentarios, podemos darnos cuenta de las áreas que no funcionan en el programa.
Transcribimos las respuestas:
Fui a un psicólogo particular para saber qué carrera elegir.
No hemos tenido tutorías.
Deberíamos tener ese apoyo.
Me enteré qué es un tutor por otro medio.
Que lo sepan hacer.
Deberían de tomarlo en serio.
No sé lo que son las clases de tutoría.
Se debería mejorar el programa o hacerlo más interesante.
Que se presente ante el grupo, no sabes a quién acudir.
Contesté con base en mis experiencias previas, actualmente no tenemos.
Solo recibimos un semestre, implementen mejor el programa.
Solo en cuarto semestre tuvimos y realizamos tres actividades.
Se descuida este programa.
Nunca tuvimos tutorías.
Ningún semestre tuvimos apoyo.
Desde cuarto semestre no tenemos tutor.
Pues en realidad no sé qué es [el programa], ya que nunca hemos tenido tutor XD
Pues es un buen tutor, solo que ya no ha venido a vernos a ver qué hacemos.
La mayoría de las veces no va el tutor y otra persona tiene que sustituirlo.
¿Cuándo empiezan las tutorías? Avísenme, por favor.
No conozco el programa, no hay.
No sirve para nada.
Transcribimos las respuestas:
Conocer a nuestro tutor y que la clase de tutoría se aplique entre semana porque los sábados algunos estamos ocupados.
Casi nunca viene la tutora, por lo tanto considero que es mala.
Que se presente con más frecuencia para [resolver] cualquier inconveniente.
Deberían poner profesores más jóvenes en tutorías, porque cuando son adultos aburren y no se entienden con los jóvenes.
Que haya más compromiso.
Que le den más importancia.
No deberían hacer las clases los sábados porque muchos tienen compromisos y solo venimos a las clases [de tutorías] para que sean de lo peor, además me pareció mal que nos hicieran comprar una guía de $180.00 y no utilizarla para nada, eso es solo negocio.
No me ha ayudado.
En tres semestres no he conocido a ningún tutor, y apenas este semestre, faltando un mes lo conocimos, no es justo.
¿Se tomarán en cuenta las opiniones de los jóvenes? No es algo que nos corresponda resolver. Si del otro lado hay algún responsable que tenga esta facultad, estas son las sugerencias de los bachilleres.
Transcribimos las respuestas:
En mi opinión no es necesario el apoyo de un tutor, sería mejor que tuviéramos un tutor general que se encuentre en una oficina y cuando necesitemos ayuda buscarlo.
Retirar al tutor y decirnos en qué persona apoyarnos.
Que nos apoyaran más.
Sugiero implementar actividades para convivir con otros salones.
Debe prestar más atención a las situaciones del grupo.
Deberían invertir más tiempo a este programa.
Debería ser una materia obligatoria.
Me gustaría que se hicieran más ejercicios con nuestros compañeros.
Que se presenten los tutores y apoyen.
Que pongan tutores, hacen falta.
Pido más responsabilidad.
Deberíamos tener al tutor en un horario más accesible.
Me gustaría que hablaran más sobre los problemas menos comunes y no los mismos como el bullying o redes sociales.
1 En la bibliografía se citan dichos documentos.
2 Excepto la pregunta abierta (“¿tienes algún comentario sobre el programa de tutorías?”) del primer instrumento. En la segunda parte de este capítulo se incluyen la mayor parte de las respuestas dadas por los estudiantes, suprimiendo solo aquellas que resultan redundantes o que reiteran opiniones semejantes.
3 En palabras de los propios alumnos de sexto semestre, realizaron la evaluación tanto del programa en el semestre que cursaban como de sus tres años de preparatoria.
4 “El fracaso en la enseñanza del inglés”. Rico, 2016.
Alcalde Arreola, Luz Alejandra, García Lozano, Leonardo, Martínez González, Ana Luz, Preciado Rodríguez, Gersom, Prieto Mendoza, Lorena Noemí, Ramírez Flores José de Jesús (2013). Tutorías en el Sistema de Educación Media Superior. Guía del tutor. Guadalajara: SEMS-UdeG-Editorial Universitaria (Monografías SEMS).
Martínez González, Ana Luz, Virgen Rodríguez, Imelda Josefina, Prieto Mendoza, Lorena Noemí, Alcalde Arreola, Luz Alejandra (2010a). La tutoría en el Sistema de Educación Media Superior. En http://www.sems.udg.mx/sites/default/files/BGC/Tutoria_en_el_SEMS_UDG_Nov_2010.pdf, consultado el 7 de mayo de 2016.
Martínez González, Ana Luz, Virgen Rodríguez, Imelda Josefina, Prieto Mendoza, Lorena Noemí, Alcalde Arreola, Luz Alejandra, Calderón Trujillo, María Magdalena, Ramírez Morán, Karla Berenice, et al. (2010b). Orientación educativa del Sistema de Educación Media Superior. Manual base (segunda edición). En http://www.sems.udg.mx/sites/default/files/BGC/Orientacion_educativa_SEMS_UDG.pdf.
Rico Chávez, Luis (Junio-agosto 2016). “El fracaso en la enseñanza del inglés”. www.agora127.com, revista de educación y cultura. Sección Educación. En http://www.agora127.com/Agora127_14/edu14lrico.html consultado el 21 de febrero de 2017.
Universidad de Guadalajara (SFE). Programa institucional de tutorías. Coordinación de Innovación Educativa y Pregrado, Consejo Técnico de Tutoría. En http://www.sems.udg.mx/sites/default/files/BGC/documento_institucional_tutorias_oct2010.pdf, consultado el 7 de mayo de 2016.
Juan Castañeda Jiménez
Dolores García Pérez
Ortega | Núñez
Adriano de San Martín
Amaranta Madrigal
Rubén Cárdenas
Martha Eugenia Colunga
Jorge Fábregas
Teresa Figueroa
Julio Alberto Valtierra