Mis ojos no peleaban
mis manos sí
intentaba recuperar
pequeñas partículas
tu aroma
Conté los lunares de tu cuello
hasta el caer de la noche
agradezco a la oscuridad
Adivino con el dorso de mi mano
tu piel, la silueta de tus marcas
su existencia en tenue luz
materializada pero invisible
Siento la tentación cromática,
meros colores vivos
tendría que mirar a donde no estuvieras
pero aún estarías en mi mente
Alejo mis manos de tus lunares calientes
Tiemblo por una intensa pasión no correspondida
veo colores lúgubres por tu adiós
embozando mi última sonrisa.