La voz
desarticulada
acota
Ronda
la resignación
y se escabulle.
La matanza
coagula
El quejido
secciona
El soporte aflige
escarba
amputa
Inocula
—estéril
roto
perplejo—
algo así como
autonomía.
En el hueco del insomnio
desabrocho tu cuerpo
con escamas
y heridas
Aliso el sueño
en el ombligo
abarrotado.
Las gardenias
se alojan en el abanico
de quien escudriña
silencios que retuercen
confrontaciones.
Pernoctan en la pared
renacuajos
La humedad se desdibuja
en la escarcha
Se alinean en el jardín
las macetas vacías
Unas ventanas
se agitan
Se acomodan
un perro y su esqueleto
Juana
hilvana miserias
con ojos cansados.
Abrojos en las hombreras
en la ahuesada figura
en la mirada
Y en el sombrero
rizos
La ira silba
En cuclillas
Rosario balbucea
Merodea el sol
en los claveles de los maceteros.