Contemplo el tiempo
que cobija mis sueños en aquel árbol.
Sacio mi sed: aire que suspiro.
En un instante, sobre aquella roca deforme,
estampo mi ser al que nunca imaginé.
Un milagro vivir.
En aquella casa ―donde pereceremos―
oscuro es el silencio que vacía mi corazón.
Una gran confusión cobija mi alma enamorada.
Más allá de ti, la eternidad es un relámpago extraño.
Tu alma naufraga en mi amor:
esconde una sonrisa de viejas alegrías.
Los recuerdos justifican lugares que amamos.
En el alba se desvanece la conciencia,
lugar habituado para ordenar los días.
Desprecio tus caricias, tus sentimientos.
El desarraigo que existe como una puerta oscura.
Tus besos fueron mi alimento en este jardín.
Lapso de vida en el diluvio. ¡Qué acertijo es el tiempo!