Cuando pasaron los años
y me di cuenta del cuento
que me habían contado
pensé: “No soy una niña mala”
Transcurrieron los días
y cada uno era más triste que el anterior
más silencioso y doloroso
y me dije: “No soy una niña mala”
Era buena hija
buena alumna
buena feligresa
entonces, ¿por qué Dios no me escuchaba?
yo no era una niña mala
Traté de darle un sentido filosófico
a todo lo que pasaba
porque en ninguna ley divina
ni lógica en el mundo
existía regla que dictara
que le pasaran tantas cosas malas
a una niña buena
Me desperté un día
ya no era más una niña
y traté de dar testimonio
a niñas de cabello trenzado
para soltarse el pelo
sacudirse la ideología
y quitarse la etiqueta
de las niñas que no somos.