Sentada frente a la computadora comencé a mirar a mi alrededor, tratando de encontrar las palabras más adecuadas para comenzar este ensayo. Luego de observar detenidamente los objetos que rodeaban la habitación me pregunté: ¿los objetos son capaces de comunicar significados, nos dicen cosas por su simple apariencia o por la forma en que están colocados? Entonces, me vino a la mente el famoso detective privado Sherlock Holmes, quien usando métodos de lógica y los poderes de observación y deducción resolvía los misterios más difíciles de Londres. ¿Bastará con tener un buen ojo y poseer un razonamiento deductivo desarrollado para desentrañar los significados del mundo? En torno al complejo fenómeno de la significación, la semiótica es la verdadera herramienta de investigación que explica de forma exacta cómo funciona la comunicación y el significado de absolutamente todo, incluso para resolver un asesinato. Aquí conviene presentar el siguiente proyecto de escritura: la semiótica como una herramienta para desentrañar los objetos del mundo. Ahora que para ensayar la propuesta anterior sigo los acontecimientos narrados en La séptima función del lenguaje (2016), de Laurent Binet. Asimismo, parto de las ideas propuestas en el libro En pos del signo (1995), de Herón Pérez Martínez, y en Imagen y comunicación visual (2013), de Alba Franquesa y David Fontanills. Todo tiene algo que comunicar y, como Holmes, la semiótica es la lupa para comprender por qué algo significa lo que significa. Es la herramienta que lo explica todo. La semiótica será, pues, aquello que nos permitirá comprender los enigmas del mundo.
¿Qué es la semiótica? ¿Para qué sirve la semiótica? ¿Quiénes son sus principales representantes? ¿Podemos resolver un asesinato con ella? ¿Qué utilidad podría brindar en un asunto policiaco? Muchas de estas preguntas son planteadas y respondidas por Laurent Binet (París, 19 de julio de 1972) en La séptima función del lenguaje, una obra narrativa de notable calidad en la que el autor realiza un homenaje a la lingüística como ciencia. Binet toma como punto de partida la tarde del 25 de febrero de 1980, cuando el teórico crítico semiótico más importante del estructuralismo francés, Roland Barthes, muere atropellado después de haber almorzado con el líder socialista François Mitterrand. Dicho suceso activa a Jaques Bayard, un policía autoritario quien, junto con Simón Herzog, un aspirante a profesor de semiótica, se ponen en marcha para dar con los culpables del presunto accidente, enfocándose en una serie de autores estructuralistas y posestructuralistas, además de un grupo de comunistas franceses, todo ello para obtener el documento titulado “la séptima función del lenguaje”, el cual describe una función de carácter performativo que permite, a quien la use, convencer a cualquiera de cualquier cosa. Un texto que combina veracidad histórica, ficción, humor y dramatismo. Una obra en la que interactúan autores destacados por su labor lingüística y como filósofos y que se muestran como realmente son. Una novela dirigida a todos aquellos que ignoran el campo de la semiótica.
Históricamente la semiótica surgió a comienzos del siglo XX, principalmente por los trabajos del lingüista suizo Ferdinand de Saussure y el filósofo americano Charles Sanders Pierce. Posteriormente han surgido otros filósofos, teóricos y pensadores que la han hecho evolucionar. La pregunta detonante ¿y eso qué es? permite avanzar en este campo. Hay muchas definiciones alrededor de la palabra, pero aquí podemos entender a la semiótica como aquello que se encarga de estudiar cómo los signos producen el significado, es decir, cómo dicen lo que dicen. Sería prudente mencionar las reflexiones del propio Saussure, quien afirma que se trata de “una ciencia que estudia la vida de los signos en el seno de la vida social” a la que propone que se le dé el nombre de “semiología” (citado en Pérez, 1995, p. 19). A pesar de que el propio personaje Simón Herzog parte de esta definición para explicarle al comisario Bayard de qué trata la semiótica, lo cierto es que es una definición muy genérica en la que sólo se involucra el signo lingüístico, lo cierto es que la semiótica es una ciencia más amplia que admite signos de otras naturalezas, lo cual explica por qué el profesor Herzog puede conocer mejor a su compañero con sólo observar sus gestos o sus ropas. Me parece entonces que la semiótica es todo aquello que se encarga de estudiar el fenómeno de la significación de toda clase de signos, y no solamente el lingüístico. Le dimos sentido al mundo a través de las palabras, pero podemos otorgar sentidos aun sin palabras.
La semiótica estuvo enfocada en cómo los hombres dan sentido a los sonidos articulados, pero ¿cómo le dan sentido a las cosas que no son sonidos? ¿Cómo le dan sentido al resto de las cosas? La realidad está dotada de “objetos” de lo que podemos percibir a través de los sentidos y que también podemos llamar signos porque tienen una carga simbólica, están ahí para representar algo. En palabras de Umberto Eco, “la semiótica implica el estudio, no sólo de aquello a que nos referimos como ‘signos’ en el habla cotidiana, sino de lo que ‘quiere decir’ o ‘está en lugar de algo’ de otra cosa […] los signos adoptan la forma de palabras, imágenes, sonidos, gestos y objetos”. De ahí que Herzog pueda tomar como signo la vestimenta de Bayard y señalar su profesión, porque al final la ropa es un objeto del mundo que puede estudiarse como signo. En mi opinión, no hay objeto que no pueda ser visto bajo la lupa de la semiótica. Ahora bien, si los objetos forman parte del mundo, entonces este está formado de signos. Es natural que “estemos rodeados de signos, nuestra existencia no sería la misma sin signos; […] el estudio de los signos nos ayuda a poder entender cómo percibimos el mundo que nos rodea” (Franquezsa y Fontanills, 2013 p. 12). Por tanto, cada cosa está ahí para comunicar algo, aunque no podamos verlo, como la medalla en la oficina de Giscard. Para mí, todos los objetos del mundo tienen la vocación de expresar algo. A pesar de su utilidad, sigue siendo una ciencia desconocida. Gracias a Binet la hemos descubierto. Pero ¿podremos aprender a usarla?
A simple vista parece sencillo “hacer semiótica”; se podría pensar que basta con usar la lógica y la intuición. Simón Herzog, por ejemplo, parece hacer observaciones muy atinadas sin usar métodos o teorías complicas, algo que Bayard le reclama cuando este le explica los significados de la silla o de su profesión, argumentando que puede ver que está escrito “Universidad de Vincennes-París” y que lleva una notoria placa que dice “Policía”. Esto sin duda pone en jaque al Herzog y al propio lector, que no termina de comprender de qué trata esta disciplina. La brevedad de este trabajo no nos permite ir más allá, así que por el momento hemos de concluir que todo objeto del mundo le concierne a la semiótica. Dado que nos comunicamos a través de signos, la semiótica se ocupa del ejercicio lingüístico de comunicar, así como de todo aquello que comunica. Por tanto, puede ocuparse de las más variadas cosas: arquitectura, cine, teatro, moda, señales de tránsito, publicidad, literatura, arte, televisión, gestos y mucho más. Desde mi punto de vista, La séptima función del lenguaje es un vehículo que nos introduce a la semiótica y aquí hemos demostrado que el mundo está compuesto de signos y que podemos estudiarlos sin importar su naturaleza, así Simón Herzog destacó por sus conocimientos semióticos. Quizá aún no terminamos de comprender qué es y para qué sirve, pero sabemos que podemos entender el mundo a través de ella. Sabemos que el mundo está conformado por signos y que cada signo-objeto-acción significa algo. Aprender a usarla es el reto que queda abierto para los valientes.
Binet, Laurent (2016). La séptima función del lenguaje. Libro electrónico. Lectulandia.
Franquesa, Alba, Fontanills, David (2013). Imagen y comunicación visual. Barcelona: Universitat Oberta de Catalunya.
González, Iván (2019, 6 de noviembre). “Análisis de La séptima función del lenguaje”. Recuperado de https://getinkspired.com/es/story/84497/analisis-la-septima-funcion-del-lenguaje/.
Pérez, Herón (1995). En pos del signo. Introducción a la semiótica. Zamora: El Colegio de Michoacán.
