A don Luis Sandoval Godoy
El pájaro prestidigitador
de pretéritos y presentes
está de fiesta:
celebra en lo más alto
la odisea de su acervo.
Siendo Ulises del aire
también es labriego.
Cada vez que siembra
en los surcos del tiempo
cosecha historias en abundancia
a pesar de los tordos.
Centzuntli acuarelista
se sirve del color de las pitayas
para describir la tierra pródiga,
los relámpagos de agua
y la noche que se enmascara
y danza con los tastoanes.
Luego viene a contarnos
los decires del pueblo
a través de las nómadas voces del viento.
Cierto, ya no tiene las alas del sinsonte
que sube como ráfaga
para saludar la mañana.
No obstante, todavía sorprende al árbol
con un canto nuevo
y cautiva al caminante
con sus racimos de relatos.
Fiel a su aventura
nunca se entretiene
ni hace parajes
en los rascacielos de prosa de oropel.
Prefiere narrar
su Patria de cada día
con el idioma blanco y negro
de su plumaje.
500 años del genio Leonardo da Vinci
Inmersa en su paisaje
de fríos azules y grises
vino a residir en París
con todo su séquito de músicos,
faunos que cantan
y hasta bufones ficticios
que la mantienen alegre.
Para algunos es una florentina
con aire de castidad
en un claustro de vidrio.
Muchas quisieran tener
el acuario de su ADN
para pescar todas las miradas.
En cada desfile de ojos
ella acaricia a los niños
con su mirada de álamo;
se alegra que todavía
habite la inocencia
en los retoños de la vida.
En su rostro
hay sombras que son puertas misteriosas…
abren o cierran su sonrisa.
Durante cinco siglos
ha depilado sus años
como si depilara las cejas.
Sin duda La Madonna,
algo indescifrable oculta.
El enigma sigue intacto.
Si oyes doblar
las campanas del océano
no llores, Cleopatra mía…
soy Lobo de Mar que no naufraga
cuando se aferra a la esperanza.
Por tu madre,
jamás se te ocurra
beber la cicuta
ni te expongas
al dardo del áspid.
La vida
es tan sólo
la ruta de un círculo:
siempre regresa
al punto de partida.
Aquí estoy,
encadenado
al viento
en la isla movediza
de tu piel arena.
No seré
Marco Antonio,
ni tú Cleopatra,
pero copulamos
en el puerto.
Incluso hemos acogido
a la Naja de Egipto
para que nos sirva el veneno
que nos haga dormir
como esfinges.
Itzel Rico
Armando Parvool
Daniel Zúñiga
Hugo Adrián González
Paulina García